Náufrago de tu amor
en el mar de mi esperanza,
tengo miedo que la razón
se imponga a mi corazón,
impidiéndome continuar,
esta espera que me calma
y que me lleva a soñar
que algún día volverás para fundirte con mi alma.
El evocar los recuerdos
de ese amor que nos tuvimos,
me permite hoy seguir,
evitándome morir.
Hoy frente a este mar eterno
testigo de nuestros besos,
recuerdo esas noches locas
llenas de amor y embeleso.
Cuando nuestro mayor anhelo,
era tan solo ser uno,
dejando de ser dos
a la luz del plenilunio.
Esos gritos y gemidos
que lanzamos a la luna,
cuando intentamos fundirnos
y en siameses convertirnos,
están aquí en mi memoria,
invitándome a seguir,
soñando con tu regreso
para en tus brazos dormir.
Es que recordarte a ti
es la droga de mi vida,
el camino hacia mis sueños,
donde encuentro una salida.
Si hoy no tuviese la ilusión
de que vuelvas conmigo,
seguramente mi cuerpo
yacería corrompido.
Porque este mundo sin ti,
nada vale para mí.
Por ello es que tengo miedo
que triunfe en mí la razón
y me imponga su cordura
derrotando al corazón.
Jamás me resignaré
a entender que te he perdido,
y nunca jamás podré
olvidarte amor querido.
Las huellas de nuestro amor
en mi cuerpo van conmigo
y el aroma de tu esencia
va impregnado en mi conciencia.
He intentado tantas noches
reemplazar tus caricias,
mas la piel de otras mujeres
me hacen extrañarte más recordando tus placeres.
Mi vida es un gran tormento,
porque olvidarte no quiero,
pero sé que si no cambio
también de dolor me muero.
Como quisiera saber si tú
recuerdas mis besos,
si aún recuerdas el nombre
de éste, tu primer hombre.
Como quisiera enterarme
qué ha pasado con tu vida y
si al hombre que está hoy contigo
te entregas como conmigo.
Recuerdo cuando me decías
que nunca me olvidarías,
que a mi amor le serías fiel,
que por siempre me amarías.
Fueron tan solo palabras,
porque una noche te fuiste,
sin importar mi dolor
tus promesas las rompisteis.
Hoy al cabo de los años
sigo viendo tu mirada,
escuchando hasta tu voz
al pasar por la calzada.
De aquel barrio empobrecido,
de donde hace ya tiempo
me contaron que te has ido.
Pero te sigo buscando y no me doy por vencido.
Porque naufrago de amor
en el mar de mi esperanza.
Seré el juez de la partida
donde venza el corazón derrotando a la razón.
Haré trampa, lo reconozco,
pero el recordarte así,
es mi forma de existir,
porque si logro olvidarte para mí es mejor morir.
Autor:Ricardo Picó Mora
-Con registro en la Oficina de la Propiedad intelectual.
Maravilloso poema y maravillosa inspiración
ResponderEliminarsaludos Ricardo desde Los Angeles
Sergio Pujalte