De una mente blanca, una mente negra.
Aquel niño extraño besaba a su madre.
en esa feliz y tierna inocencia,
cuando todo pasa y todo se acepta
cuando nada importa y nada avergüenza.
Aunque él y la doña eran diferentes,
esa edad temprana ocultaba el hecho
de que el niño extraño siendo hijo de negra,
su piel era blanca cual la nieve eterna.
Al pasar el tiempo e ir ya creciendo
fue viendo en las manos...en las manos negras,
una diferencia que antes no había visto
o no quería verla.
Porque ya de niño, un niño en la aldea,
le gritó “so blanco”siendo hijo de negra.
Los años transcurren y el pálido joven
creció confundido queriendo quererla,
queriendo amar siempre a su madre negra,
a aquella mujer que le dio la vida,
que le dio mil besos en su cara blanca
en su cara blanca cual la nieve eterna.
Pero algo en su mente lo aleja de ella
algo que sentía al ver que era el hijo
de una madre negra. de una madre buena
pero negra, negra.
Al verse ya viejo se preguntó un día por qué estaba solo
por qué vive triste, por qué no es feliz
y por qué su vida es vida tan negra.
Para sus adentros exclama en respuesta: “que es justo castigo
porque un día cualquiera sintió gran vergüenza
al saberse que era, de piel diferente, de mente brillante
pero madre negra”
Derechos de autor: Ricardo Picó
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Ricardo